"La vida no se trata de cómo sobrevivir a una tempestad, sino de cómo bailar bajo la lluvia"
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Regalito
"Diseñadora de Indumentaria de Profesión - Artista de Alma - y Decoradora Autodidacta "
domingo, 30 de diciembre de 2012
Vincent van Gogh, 1853-1890
“Los verdaderos pintores no pintan las cosas como son. Pintan las cosas como ellos sienten que son.” (Vincent van Gogh)
En los años transcurridos desde su
trágica muerte en 1890, Vincent van Gogh se ha convertido en sinónimo de
éxito comercial y arte distribuido masivamente. Sus obras y la
influencia de su arte se extiende a la moda, al cine, al cotidiano.
Van Gogh es una creatura mítica, famoso
por el incidente de su oreja y por ser la personificación del artista
hambriento. El artista es el máximo representante de la pasión y
dedicación al arte: durante su corta trayectoria de 10 años, Van Gogh
produjo alrededor de 2,000 obras, dividas similarmente entre pinturas y
dibujos. Sus mejores trabajos fueron realizados en un periodo de dos
años.
Con semejantes logros, se podría pensar
que el genio de Van Gogh hubiera sido reconocido por sus contemporáneos.
Sin embargo, la Historia dicta lo contrario: durante su vida, Vincent
van Gogh vendió solamente una pintura.
BIOGRAFIA
Vincent Willem van Gogh nace el 30 de
marzo de 1853, en la ciudad de Zundert (Países Bajos), hijo mayor de
Theodorus van Gogh, humilde pastor neerlandés y su esposa Anna Cornelia
Carbentus. “Triste fría y estéril” son las palabras que Vincent van Gogh
utiliza para describir su niñez en una carta a su hermano menor Theo,
figura principal en su vida y carrera artística. A esa niñez estéril le
sigue una variedad de carreras: marchante de arte, maestro, predicador y
misionario. No es hasta 1880, a los 27 años, que Vincent van Gogh
decide ser artista.
En 1885, pinta su primer “gran trabajo”: Los Comedores de Papas, donde ilustra la miseria y la pobreza de unos campesinos.
“Este
cuadro, por tanto, evoca el trabajo manual y sugiere que esos
campesinos merecen comer lo que honestamente se han ganado (…) Así pues,
no deseo en lo más mínimo que nadie lo encuentre ni siquiera bonito ni
bueno.” (Van Gogh)
En 1886, Van Gogh se instala en París,
con su hermano Theo. En la capital francesa, es expuesto por primera vez
a las tendencias e ideas francesas sobre el arte. El artista conocerá
Degas, Cézanne, Monet, Pissarro, Toulouse-Letrec, Seurat y Gauguin,
todos representantes del Impresionismo y Posimpresionismo. Durante sus
dos años en Paris, Vincent van Gogh realiza más de 200 pinturas, donde
destacamos la creciente influencia del Impresionismo, del arte japonés y
de nuevas teorías sobre los colores.
1888, Van Gogh abandona la capital
francesa a favor de Arles, una ciudad en el sur de Francia. En Arles, el
artista neerlandés redescubre la luz. Su paleta de colores se vuelve
cálida y se destacan el amarillo, azul ultramar y el morado.
Los últimos tiempos de su vida son
marcados por una estancia voluntaria en el asilo de Saint-Rémy, por otro
traslado (esta vez a Auvers-sur-Oiles, cerca de Paris), y una creciente
tendencia hacía lo que eventualmente sería llamado Expresionismo.
Vincent van Gogh muere el 29 de Julio de 1890, en circunstancias
confusas. “La tristeza durará para siempre” son sus últimas palabras.
HUELLA
Vincent van Gogh es actualmente uno de
los artistas occidentales más conocidos del mundo. Sus obras fueron
fuente de inspiración para Paul Gauguin, Henri Matisse, Francis Bacon y
una generaciones enteras de Expresionistas . Su historia ha sido
reflejada en varias películas y su vida conmemorada en la cultura
popular.
El increíble conjunto de obras que Van
Gogh dejó al mundo es una huella incomparable y un testigo a su
increíble pasión y dedicación al arte. Su trayectoria fue corta pero su
legado es inmortal.
“Este hombre bien se volverá loco o nos superará a todos. Que iba a hacer ambas cosas, yo no lo había previsto.” (Camille Pissarro)
“La palabra amor del arte no es exacta, hay que llamarla fe, una fe a la que Vicente cayó un mártir!” (Dr. Paul-Ferninand Gachet)
“Lo que hace que la gente espera en
línea para ver Van Gogh no es que van a ver hermosas imágenes sino que,
de manera indefinible, se irán con la sensación de ser mejores personas.
Y eso es exactamente lo que Van Gogh quería.” (John Russel)
“Para mí, Van Gogh es el mejor
pintor de todos, sin duda el pintor más popular de todos los tiempos: El
más amado, su dominio del color, el más vistoso. Él transformó el dolor
de su atormentada vida en la belleza extática. [...] A mi juicio, aquel
hombre extraño y salvaje que vagaba por los campos de la Provenza no
sólo era más grande artista del mundo, sino también uno de los mejores
hombres que han existido.” (‘Dr. Black’ en ‘Vincent and the Doctor’, escrito por Richard Curtis)
Como la oruga que espera el momento de
desplegar las alas, un nuevo modelo de belleza femenina se gesta en el
universo de lo fashion: respetuoso de las diferencias, saludable y,
sobre todo, lleno de curvas
Cada
vez más la moda adopta poses de mariposa monarca. Al igual que una
oruga, consigue distraer con su belleza en potencia de la debilidad de
la que es presa, la inmovilidad a la que está sometida en el pendular
entre su seda.
No es novedad que a través de sus transfiguraciones es
como elige hacer sus revelaciones. Lo es la cantidad de muertes que
puede tener antes de salir de su crisálida. Porque varias de sus formas,
muchas de las cuales se resumen bajo la palabra tendencia, parecen
estar muriendo. Como toda muerte, da lugar a un nacimiento, a una
separación. Allí están los cuerpos delgados que se anuncian como materia
del pasado.
Las formas lánguidas en exceso y las prendas que
exaltan la ausencia de volúmenes quieren desaparecer para dejar lugar a
las curvas, los cuerpos con relieves y las líneas que se hunden para
celebrar la forma. No se trata de cualquier muerte. Porque lo que se
esconde detrás de ésta tiene mucho de fin de era, apenas una de las
caras con que la moda sintetiza su siguiente mutación, el cierre de una
época.
Toque de realidad
Como todos los cambios, éste comenzó de a poco. Lo hizo
algunos años atrás y sus intentos por afirmarlos están todavía en
curso. Un primer indicio provino desde algunas marcas de productos de
cuidado y belleza, de la mano de la publicidad. Una de aquellas, a
través de un concepto mundial, proponía celebrar la belleza de mujeres
reales. Jóvenes y no tanto eran mostradas en la generosidad de sus
curvas. Su adiposidad se adivinaba, aunque no se mostraba, y las marcas
de expresión en el contorno de ojos no se disimulaban. Sus peinados de
diversos tonos y formas admitían la mentira: el cabello no luce
deslumbrante a menos que cepillos y secadores hayan hecho lo suyo. El
frizz de las modelos reales estaba ligeramente controlado a fuerza de
siliconas o algunas gotas de keratina, pero lo mismo fue válido el
intento: las mujeres lucían más cerca de la realidad cotidiana.
La campaña multimedia usó muchos de los mismos recursos
de los que siempre echó mano la publicidad para afirmar el ideal
contrario: la validez de pieles tersas -nada de surcos, lunares o
manchas de sol-, la importancia de glúteos sin piel de naranja, piernas
eternamente depiladas o sonrisas que desconocen la acción colorante del
café sobre los dientes. Mostró a esas mujeres reales en ambientes
cosméticos y con una estudiada dirección de arte. Tal vez por eso el
cabello de la modelo canosa era puro y brillante como el de una perla
recién cultivada. Pero tampoco el truco debería, en ese caso, invalidar
la buena intención.
Al mismo tiempo, la publicidad comenzó a hablarle a sus
consumidores de cuestiones que estos siempre habían querido escapar y
ocultar. De un tiempo a esta parte, empezaron a ser descubiertos de sus
rincones privados: "Sabemos que cuando estás nerviosa, transpirás",
dicen los antitranspirantes que prometen protección para todo el día. O
que acaso se puede estar en la lista de mujeres que quieren sentirse
livianas, si fuera el caso, algunos yogures tienen mucho que aportar en
materia de liviandad. Una bondad, la de la noticia, de dudosa
identificación para los hombres, por ahora: acaso no tienen problemas
para sentirse ligeros (o acaso sí), pero no hay yogures o producto
alguno que se ofrezcan como ayuda.
Que vivan las curvas
La era de las mujeres delgadas como grullas terminó,
sostuvo hace unos meses la revista Vogue Italia al dar la bienvenida a
las curvy en una edición dedicada a los cuerpos que van del talle 40 en
adelante. No se trata de mujeres gordas, sino de la forma inglesa que
designa mujeres a gusto con su cuerpo. "Hay que ser fuertes y creer en
sí mismos sin dejarse condicionar, a pesar de que las mujeres desde
siempre están sujetas a fuertes juicios en materia de aspecto físico",
declaró la cantante Christina Aguilera.
El sitio de Internet de la revista tiene incluso una
sección, Curvy, que dedica contenidos a ese target. Desde allí, su
directora Franca Sozzani alienta a una moda con mujeres sanas y lanzó
una campaña contra los sitios pro-anorexia con el objetivo de conseguir
firmas para que los blogs y portales que promueven de algún modo los
cuerpos delgados, sean cerrados.
En mayo de este año, casi un año después de aquella
iniciativa, la revista anunció una campaña internacional para promover
la salud entre las modelos. Y así, por decisión de 19 editores de la
revista en el mundo, la publicación se abstendrá de ahora en delante de
emplear modelos menores de 16 años o cuyos cuerpos luzcan síntomas de
desórdenes alimenticios.
La cuestión de la moda y sus dictámenes en materia de
lo que entiende como cuerpo ideal no es nuevo. Lo novedoso quizá es el
modo y los canales que surgen para crear conciencia sobre el tema.
La relación moda y anorexia llegó incluso a las aulas
de Harvard, en las Business School, en el marco de la 15° edición del
Annual Public Forum organizado por el Harris Center for Education and
Advocacy in Eating Disorders, el Hospital General de Massachusetts y la
Escuela de Medicina de Harvard. Allí estuvo invitada Sozzani, quien
recordó que la anorexia golpea a jóvenes de entre 12 y 25 años, hombres
incluidos, y que aunque la moda no es 100% responsable, tiene mucho para
aportar a la solución de este problema.
Visto en perspectiva, el debate puede resultar
insólito: la misma moda que contribuyó a ese ideal, es la que ahora
promueve su rechazo.
"Lo que cuenta es publicar modelos (o actrices) que
sean sanas, healthy, independientemente del talle. La lucha contra la
anorexia debe ir a la par de aquella contra la obesidad", dijo a la
Revista desde Italia, Beniamino Marini, editor jefe de Vogue en ese
país. Y la moda no es el único eslabón que cuenta, aseguró. "Hoy hay
muchas tipologías de mujeres que son tomadas como referencia. Desde el
deporte, como las hermanas Venus y Serena Williams, hasta Charlotte de
Mónaco, la actriz Scarlett Johansson o la cantante Beyoncé: todas son
sanas, con curvas", sostuvo Marini.
Además de una novedad -que sea desde la moda donde
surja la iniciativa- también puede resultar contradictoria. Porque la
propuesta de las mujeres curvy surgió al mismo tiempo que asoma una
nueva generación de modelos jóvenes que, en algunos casos, no superan
los 10 años y son hijas o hermanas de celebridades. Una de ellas es Kaia
Gerber, hija de Cindy Crawford, fotografiada para una campaña de Young
Versace en minifalda y con la mirada de una mujer segura de sí y
experimentada. Otra precoz es la hija de Noel Gallagher, Anaïs, que con
11 años ya fue fotografiada por Mario Testino.
El fin de una época
Pero aquello que surgido desde la moda puede parecer
una contrariedad, no es sino la "marca de la desaparición, el fin de una
época totalmente exagerada", dijo a la Revista la socióloga experta en
moda (UBA) Susana Saulquin. El hecho de que se siga proponiendo a
mujeres delgadas por un lado y al mismo tiempo exista una tendencia
sobre cuerpos reales no es sino "el remanente de la cultura de masas".
"Exageración es igual a contradicción", sostiene
Saulquin, titular de la cátedra de Sociología en la carrera de Diseño de
Indumentaria y Textil de la UBA y directora del Instituto de Sociología
de la Moda. Por eso, explica, lo que se ve en materia de moda es el fin
de una era y el principio de otra. Ambas conviven en esa coyuntura,
según Saulquin, y por eso la sensación es de contrariedad, de paradigmas
que se contraponen, de enunciados de manera exagerada. "Cuando la
tendencia exagera es ahí donde aparece la contratendencia. Lo viejo es
aquello que perteneció al siglo XX, asociado con la ideología del
consumo, el culto a la imagen, los cuerpos homogéneos", sostiene. En ese
contexto, cuando desde los medios se muestran niñas vestidas como
grandes, con cuerpos todavía por desarrollarse y maneras que copian las
de una mujer adulta, se debe ver ese fenómeno como un remanente de
aquella época.
Lo que viene, y que convive en aparente contradicción
con lo anterior, es la ideología del siglo XXI: "El cuidado de los
recursos naturales y del planeta, la celebración de la individualidad,
la ética por encima de la estética, el respeto por el otro, el comercio
justo, la solidaridad".
Celebrar la variedad
Ni guerra ni competencia, cree el editor de Vogue
Italia. Vencerán las mujeres más sanas, advirtió. "Hay muchas marcas que
están representadas por mujeres curvy. Desde Jean- Paul Gaultier a
Lagerfeld el año pasado. Y Alberta Ferreti, con su mensaje dedicado a
las mujeres verdaderas, que no usa modelos teenagers sino muchachas de
varios talles y diferentes edades", dijo.
La de Vogue no es la única iniciativa desde el mundo de
la moda en contra de las mujeres hiperdelgadas. En enero de este año,
el diario inglés Plus Model Magazine, totalmente dedicado a mujeres
delgadas, dedicó una campaña anti-anorexia y eligió como testimonial a
la modelo rusa Katya Zharkova, en la que posa abrazada a una modelo
canónica, al límite de la anorexia
Para Nicoletta Ferrari, senior fashion editor de Vanity
Fair Italia, existe una suerte de idea fija en diseñadores al escoger
modelos ultra delgadas para mostrar sus piezas en la pasarela. "Es un
concepto que los diseñadores no logran superar: [que] un vestido es más
fácil de interpretar sobre proporciones perfectas. Pero creo que hoy hay
menos hipocresía. Desde los tiempos de mademoiselle Chanel se dice que
una mujer jamás es demasiado delgada ni demasiado rica. No obstante
esto, las mujeres hoy aprendieron a gustarse y a disfrutar de su
aspecto", dijo a la Revista en un intercambio de correos electrónicos.
Ese cambio, como todos, no ocurrirá de un día para
otro, advierte Saulquin. Por eso cree que las leyes poco pueden hacer a
veces para cambiar una sociedad. "La ley no cambia lo social. La ley es
consecuencia del cambio de la costumbre, no al revés", opina.
Y de ahí que dude acerca de cuánto podría hacer la
sanción de una ley nacional de talles para cambiar la concepción de las
mujeres acerca de sí mismas y dejar de percibir los mensajes remanentes
de cuerpos delgados como aquellos que valen. Para la diputada Ivana
Bianchi (peronismo disidente), vicepresidenta de la Comisión de Deportes
y vocal en la de Discapacidad, la sanción de una ley en ese sentido, a
nivel nacional, tendría mucho que aportar. Si no prospera (aún carece de
agenda parlamentaria), es por la "dificultad que tendrían que cumplir
los fabricantes en las normas para fabricar talles del 38 al 48".
También, por "falta de creatividad de los fabricantes que creen que sólo
se puede hacer moda para cuerpos esbeltos y torneados, sin dejar de
conocer los inconvenientes económicos que se les plantean".
Mientras tanto, muchos derechos se ven lesionados,
consideró. "Como el derecho a vestirse, a ser aceptado como se es, a
evitar la discriminación", dijo la diputada nacional.
Quizá sea demasiado optimista pensar que la
consolidación de los cambios de paradigmas, que entre otros anuncian
cuerpos reales, lleguen más allá de la sanción o no de una ley.
Si la moda de verdad imita a la mariposa monarca,
entonces habrá que esperar a que termine su fase de reposo y, como esa
oruga, permanezca inmóvil hasta que surjan sus alas. Recién entonces
podrá emprender vuelo hacia destinos más favorables que le permitan la
expansión de su nueva fisonomía, el abandono de su crisálida.